La diseñadora Meaghan Li ha producido estas imágenes para la serie “This is your brain on drugs”, una tentativa de resumir en una imagen relativamente sencilla los efectos de cada una de las drogas recreacionales más populares. Sustancias psicodélicas y psicotrópicas que se derraman sobre la realidad en múltiples formas, reducidas a una economía de términos.
El estereotipo del MDMA claramente representado como un corazón luminoso. El “éxtasis”, también llamado “la droga del amor”, originalmente tenía el nombre callejero de “empatía”. Estudios muestran que es altamente efectivo para tratar el estrés post-traumático. Popularmente se cree que el MDMA permite una apertura emocional y una aceptación de nuestras condiciones más incómodas, por lo cual quizás esta representación no es del todo equivocada, aunque existen muchas aristas que por la misma economía de términos no son abordadas.
La ketamina tiene efectos disociativos y en algunos casos permite explorar estados de conciencia muy profundos, por eso se habla de los “k-holes”, hoyos de ketamina en los que los psiconautas pueden deslizarse como si entraran a regiones del inframundo o a zonas liminales. Algunas personas reportan experiencias telepáticas y efectos paranormales bajo el auspicio del “space k”, quizás la ilustración va en ese sentido: dos centros conectados con sus frecuencias entrelazadas.
Quizás este agujero espiral habría sido más acertado para la ketamina. O quizás la esencia de umbral de la salvia diviorum –una sustancia a cuyo reino a veces se entra y a veces no y que parece tener una especie de zaguan liminal– podría haberse servido de esta misma idea pero evocando un mundo vegetal más colorido.
Caos vertical, una aceleración de líneas que se cortan… puede ser que tenga que ver con el speed. La imagen transmite ciertamente ese vértigo, esa pulsión anfetamínica.
Hongos alucinógenos como una planta de colores, volátil, pétalos como alas.
Hay algo acertado en esta ilustración del LSD. Por una parte los cuadros nos remiten a los coloridos papeles de las planillas de LSD, a veces utilizadas como parte del marketing callejero. Pero estos cuadrados parecen desplegarse como formas geométricas implicadas, leve insinuación de un infinito o de una especie de cubo metamórfico que es también una escalera.El LSD es una sustancia utilizada por programadores, biólogos, matemáticos con mucho éxito. De alguna manera refleja su origen.
La heroína como una sombra evanescente, como una especie de humo psíquico o un lánguido cuerpo que se encuentra cerca de la muerte o de un limbo. El aspecto opiáceo-onírico/presente-desintegrándose. Una representación ciertamente poética, posiblemente acertada, no estamos seguros.
El afiche del DMT es una ilustración sencilla, poco arriesgada de este potente psicodélico. Esto no significa que no sea acertada, ya que la mayoría de las experiencias de DMT inician con una especie de seducción visual a través de formas mandálicas o fractales que semejan flores cósmicas. También es cierto que esto es común a muchas otras sustancias psicodélicas. De cualquier forma una representación minimalista del DMT tiene el problema de poder visualizar algo que es sumamente intrincado y profuso.
En México, uno de los nombres que la jerga callejera tiene para llamar a la cocaína es “pico”. En este sentido, además de reflejar también una especie de cardiograma in extremis, la ilustración es especialmente significativa. Los usuarios de la cocaína estarán de acuerdo que se puede usar para subir rápidamente, una especie de montaña instantánea que, a su vez, necesariamente significa, en algún momento, un estrepitoso bajón.
Este diseño entra en el terreno del “epic fail” o al menos de lo ininteligible. Difícilmente los fumadores de marihuana estarán satisfechos con esta imagen de su querida planta.
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